Mi pequeña hija Michelle Becerra aparentemente nació saludable; sin embargo, a los 4 meses de edad su salud comenzó a deteriorar. Por varios meses su pediatra le recetaba medicamentos que poco o nulo efecto tenían, pues desconocía el padecimiento de mi nena, por lo que su salud empeoraba. En repetidas ocasiones la hospitalizaron y Michelle se debilitaba más y más. En verdad fue la peor pesadilla que toda la familia vivió; era desesperante ver que la vida de la pequeña se apagaba y no poder hacer nada para evitarlo. Afortunadamente, gracias a Dios, conocimos al Doctor Alfredo Cabrera quien, después de estudios exhaustivos en hospitales de Colima y Guadalajara, logró detectar el origen de su enfermedad. El diagnóstico fue que Michelle es alérgica a la proteína de la leche de vaca. Sin embargo, a pesar de que ya había un diagnóstico, las probabilidades de vida de mi pequeña eran muy bajas, pues se encontraba muy débil y con riesgos de un terrible daño en su crecimiento y desarrollo. Cuando la dieron de alta en el hospital, decidimos llevarla al Centro de Desarrollo y Estimulación VIVO para apoyarla en su desarrollo integral. Gracias a la dedicación y el esfuerzo que hasta la fecha la institución nos ha brindado así como alas excelentes y efectivas terapias con Michelle, mi hija camina y ya comienza a hablar. Agradecemos la labor que todo el personal realiza, pues además del aprendizaje procuran el bienestar de cada alumno, emplean técnicas innovadoras, fomentan el trabajo colaborativo, la creatividad, el pensamiento crítico y la inteligencia emocional. Asimismo, es una institución inclusiva que promueve la diversidad, el respeto y la tolerancia. Gracias por todo su apoyo.